Valores
Entrada adulto general | $3.000
Estudiantes (con acreditación) | $1000
Adulto mayor (+ 65 años) | $1000
Menores de 12 años | GRATIS
Extranjero | $ 4.000 (Incluye servicio de audio-guía en Inglés, Francés o Portugués)
Todas las personas con su Credencial Nacional de Discapacidad, podrán ingresar de manera gratuita, más un acompañante.

Fotografía: Francisca González.

Conversamos con la artista visual y fotógrafa, Paula López Droguett, curadora local de la Bienal Internacional de Valparaíso. La Licenciada en Arte de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, nos habló sobre la relevancia de la inserción de las mujeres en esta BIAV, el rol convocante que posee y la importancia que tiene que la sociedad se involucre con este proceso histórico.

1.     ¿Qué significa ser parte de la Bienal Internacional de Valparaíso?

Para mí que se vuelva a hacer la Bienal es una acción y un hecho cultural súper importante para la región y el país. Ser parte de eso y entregarle la energía a ese resurgimiento me parece una labor hermosa y muy clave.

2.     Tiene las complicaciones de un espacio que se está volviendo a activar después de 30 años, ¿no?

Nos ha tocado como equipo curatorial, junto a Karen, trabajar abordando cosas que el equipo quizás no tenía considerado. Pero ha sido bueno y lindo poder estar dentro de este inicio, porque eres parte de este espacio de acogida. Estamos poniendo toda la energía. Para que la Bienal en definitiva se siga haciendo; que sea un lugar que congregue a las personas de la región y del país, no solamente a los artistas, en este poco tiempo se ha demostrado la necesidad que tiene la región de que este evento sea retomado.

Hay hartas ambiciones en relación a este proyecto, que pretendemos que sea   abierto, público y convocante.

3.     Sé que estudiaste en la Católica de Valparaíso. ¿Para ti es especial que se haga acá por tu lazo con la ciudad?

Sí, Yo vivo en Valparaíso desde que me vine a estudiar. Después pasé por Argentina a la maestría y a estudiar cine, después de eso volví y no me he ido más. Valparaíso es un lugar clave para las artes en Chile, porque tiene una forma de producir muy distinta en relación a lo que puede ser Santiago u otras regiones. Considero que está relacionado con estos movimientos, con estas catástrofes continuas a nivel   territorial, asociado a una especie de precariedad.

Valparaíso es una ciudad que recibe muchos estudiantes del área creativa y está siempre en esta necesidad de difusión, de exposición. Entonces aparecen estos sectores, galerías autogestionadas, fuera de lo convencional. Incluso lo convencional se ha afirmado en los últimos años. Cuando salí de la carrera no había tantos lugares formales de exposición o para la creación.

La ciudad se ha ido armando en esta necesidad de lo creativo y en esta necesidad de sostener y contener a los artistas y a las personas que vienen a consumir cultura. Porque la verdad es que el arte y la cultura es mucho más que las artes plásticas. Y Valparaíso es un lugar de festivales, de encuentros, de pasacalles; de música, teatro, performance, entre otras manifestaciones.

“(…) hay una generación que nunca vio la Bienal. Yo misma, por ejemplo. Y hay que acercarse a esa historia, mantener y generar archivo, porque siempre está    ese pensamiento de que acá no se hace nada, que está la cultura a la deriva o que Valparaíso es solo el graffiti”.

4.     ¿Cómo crees que se podría acercar la Bienal a la comunidad?

Al retomar la Bienal se tomó una decisión, -a mi juicio muy buena-, de tener un equipo curatorial, no solo un curador que es lo habitual. En algunos países el curador designado invita a sus artistas. En este caso, hay dos factores que me parecen interesantes. Por un lado, existe una curadora local, que este año fui yo. Al tener conocimiento territorial, histórico y de los procesos creativos de la región, hace que el camino sea mucho más llevadero, ya que es imposible conocer todo esto en un mes o una semana, si es que la persona habitara en otra región o país.

Esta cercanía es clave de mantener. La figura que tenemos ahora es una curadora local, una curadora nacional y un curador internacional. Y ese diálogo es interesante porque el curador internacional da esta visión de la experiencia más en relación a otros países, ya sea latinoamericano o del mundo. La curadora nacional tiene esta visión más global de lo que puede ser Chile. Y la curadora local tiene el conocimiento territorial, que es algo súper importante.

No quiere decir, obviamente, que, estos conocimientos sean excluyentes. Pero lo territorial me parece clave.

5.     ¿Cómo se está trabajando para conseguir este acercamiento?

La última Bienal fue en 1994, entonces hay una generación que nunca vio la Bienal. Yo misma, por ejemplo. Y hay que acercarse a esa historia. Mantener y generar archivo porque siempre está ese pensamiento de que acá no se hace nada, que está la cultura a la deriva o que Valparaíso es solo el graffiti. Generar esta memoria es súper importante para académicos, estudiantes, personas, entre otros, porque eso nos va a permitir acceder a la información y al público.

Es por eso que están pensadas también las mediaciones, ya sea con las universidades y colegios de la región. Eso se está construyendo a nivel de dirección de la bienal. También me parecen claves las residencias artísticas, que tienen un carácter muy territorial, en donde se invitó a artistas locales, nacionales e internacionales.

“El equipo curatorial debe ser mixto, ampliado, salir de esa necesidad de buscar curadores hombres, con una mirada necesariamente extranjera”

6.     ¿A qué te refieres con que la Bienal de Valparaíso tiene un carácter convocante?

Porque es poco habitual que una Bienal sea así. Como te decía, los curadores son los que invitan a sus artistas a una exposición de una bienal. En este caso se hizo una convocatoria y se seleccionaron a los artistas. Esto es bastante democrático y sirve para ver el estado del arte en general. Independientemente de que nosotros queramos a ciertos artistas, a ciertas temáticas o a ciertos exponentes que ya tienen su oficio ya muy pulido, muy construido. Acá se ve realmente una radiografía de lo que está pasando, de lo que hay. Y eso también es clave e importante. Porque ahí aparecen las verdaderas temáticas que se están abordando. Ahí aparece el verdadero oficio que puedan estar teniendo las obras. Y también va a ser bastante transparente en relación a las posibilidades de los espacios que van a acogerlas. Porque estamos acostumbrados a estas grandes ferias en donde todo es muy espectacular, pero esa no es nuestra realidad y esto no hace peor nuestra calidad, al contrario, nos vuelve más reflexivos, acorde a ciertas características, ciertos espacios y presupuestos.

Eso nos va abriendo y nos va mostrando después también cuáles van a ser las necesidades que vamos a tener en cultura; cuáles van a ser las necesidades de compartir y de generar redes en relación a artistas y a lo que pueda pasar después. Los artistas también traen mucho; experiencia, público, y por ende esperamos que de a poquito esto vaya generando interés público y nacional. No sólo, como te digo, de los artistas en estos espacios que son tan cerrados, sino que más bien abierto y amplio en su lectura.

“Es importante acercar a los niños al museo, porque no es un espacio de silencio, no es un espacio de respeto absoluto, es un espacio que debe contener diversidades y estar abierto a reflexiones”

7.     Es la primera vez que existen mujeres curadoras en la Bienal, ¿qué te parece eso?

A mí me parece clave y pertinente, muy necesario. Creo que eso también debe mantenerse. El equipo curatorial debería ser mixto, ampliado, salir de esa necesidad de buscar curadores hombres, con una mirada necesariamente extranjera. Creo que es interesante esto de poder involucrar a gente que habita este lugar y que además pueden generar una inclusión de obra, que tiene ya una perspectiva de género u otras formas de relacionarse con el espacio, con el cuidado del artista. Ambas curadoras somos madres y este trabajo lo hacemos con nuestros niños a cuestas, así también como muchas de las otras artistas. Visibilizar esto es importante, porque esa es una de las razones que nos ha mantenido excluidas. No es que antes no existieran mujeres artistas o mujeres curadoras, siempre han existido, solamente no ha habido espacio para desarrollarnos, socialmente hemos quedamos desplazadas por este rol que llevamos de cuidado.

Antes se pensaba que la única posibilidad creativa de las mujeres era la ligada a las labores domésticas, la cocina, el reparar, la creación textil entre otras, durante mucho tiempo estuvieron consideradas como artes menores. Entonces, validar estas expresiones, hacerlo a nivel local, hacerlo en Chile, hacerlo en esta Bienal, me parece relevante. Los materiales del cotidiano se abren ya para todos los artistas y en esta bienal será algo observable.

8.     ¿Cómo se involucran las niñas y los niños en este hito?

La Bienal nos da la oportunidad de acercar a las niñeces al arte. Mientras se esté desarrollando la Bienal, en el Museo Baburizza se expondrán obras que se hicieron durante varios meses en diferentes espacios de la región de trabajos creados por niñes. Eso va a dialogar con las obras de los artistas BIAV. Ello nos permite desde ya generar una necesidad de entender que lo creativo, es importante y relevante para el desarrollo humano y social.

Es importante acercar a les niñes al museo, porque no es un espacio de silencio, no es un espacio de respeto absoluto, es un espacio que debe contener diversidades, que debe contener y aceptar niñas y eso es lo que nos va a permitir evolucionar nuestras reflexiones, así es como deberíamos continuar.

9.     ¿En qué etapa se encuentran?

Me he dedicado a relacionarme con los artistas en ofrecerle mis lecturas sobre sus obras, presentarles las museografías, cuando ha sido necesario. Hay muchos artistas que van a hacer obras de sitio específico. Eso significa en definitiva pensar a nivel conceptual las obras que van en un espacio, las necesidades que posee, ya sean de iluminación, materialidad de los muros, distribución espacial, para que eso también aporte a la lectura de las obras. Cada obra tiene un montón de información y trasfondo. La idea es que puedan dialogar y potenciarse entre todas ellas. Que es lo que nos ofrece la bienal, poder ver de manera conjunta reflexiones de una época y lugar. Potenciarlas y hacerlas visibles ha sido el trabajo de estos meses.

10.   Cuéntanos un poco sobre el trabajo museográfico de cada espacio.

Lo que hemos hecho es hacer un diálogo conjunto aprovechando las características de las salas, para que pueda ser leído y potenciado. En la Galería Municipal, Baburizza y Parque Cultural de Valparaíso, ha sido un trabajo con la ficha de las obras de los artistas, haciendo trabajo directo con algunos, y además, con las visitas de terreno de estos espacios, para ir marcando y viendo desde ya si es que esta proyección funciona en el espacio; si permite el recorrido y el acceso, que la iluminación sea la correcta, que la distribución tenga este espacio de lectura, que el dialogo entre obras ayude a conectar al espectador temáticas a veces pensadas como distintas.

En el caso del Baburizza, la parte de la Bienal tiene un carácter más político, lo que nos parece súper interesante porque es el Museo de Bellas Artes de Valparaíso, y tiene una colección buenísima de una calidad impresionante a nivel de pintura, pero nos gustaba mucho la idea de nutrir a este espacio con voces que generalmente no es habitual de ver en las Bellas Artes. Finalmente, lo que queremos hacer, es abrir este diálogo a estas nuevas propuestas.

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Por Bastián Cifuentes Araya. El fotógrafo, periodista y artista visual Bastián Cifuentes Araya junto a la cientista política, gestora cultural y diplomada en Memoria, Género y Derechos Humanos, Paloma Ossa Aravena, llevan plasmando el Persa Biobío -hace varios años- a través de un trabajo fotográfico sociodocumental, dando énfasis a la vida diaria y los retratos de uno de los lugares más icónicos del Gran Santiago. (...)