Valores
Entrada adulto general | $3.000
Estudiantes (con acreditación) | $1000
Adulto mayor (+ 65 años) | $1000
Menores de 12 años | GRATIS
Extranjero | $ 4.000 (Incluye servicio de audio-guía en Inglés, Francés o Portugués)
Todas las personas con su Credencial Nacional de Discapacidad, podrán ingresar de manera gratuita, más un acompañante.

A raíz de la exposición itinerante “Forjadoras de Valparaíso”, conversamos con María Gabriela Huidobro, autora del libro “Mujeres en la historia de Chile”. Huidobro, es licenciada en humanidades y profesora de enseñanza media mención en historia por la Universidad Adolfo Ibáñez y doctora en historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente se desempeña como profesora titular de la Universidad Andrés Bello y es decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales desde 2015.

¿A qué crees que se debe este aumento de investigaciones de la historia de mujeres en Chile?

En parte va asociado a la fuerza que han tomado las causas de las mujeres en los últimos años, y que despiertan el interés no solamente por reflexionar acerca de la importancia que pueden tener hoy en día, sino que también por los derechos que merecen, proyecciones a futuro y la manera en que contribuyeron en el pasado.

Por eso es que conecta a un interés y causas presentes que nos anteceden y que en parte además ofrecen argumentos relevantes para demostrar cómo las mujeres son fundamentales en todos los espacios de la sociedad.

¿Consideras que en Chile somos pioneras en investigación de mujeres a nivel latinoamericano?

No sé si estaremos más a la vanguardia que en otros países, pero sí trabajando de manera articulada e interrelacionada. Es muy interesante analizar cómo las mujeres siempre se han vinculado por cartas, y creo que hoy pasa algo similar con las investigadoras e investigadores que trabajan estas temáticas. Es súper importante hacer este tipo de estudios a nivel transversal, porque la historia de las mujeres no solo les compete a ellas.

Las mujeres siempre han estado interconectadas con sus pares de otros países. Para dar un ejemplo, Gabriela Mistral siempre se enviaba cartas con otras grandes intelectuales de otros países, como mexicanas, españolas, argentinas, colombianas, entre otras. Es cosa de pensar que la iniciativa del Premio Nobel nace de una escritora ecuatoriana amiga de ella, que le planteó a Pedro Aguirre Cerda que la postulara.

Llevas años investigando estas temáticas, ¿Consideras que actualmente hay una diferencia desde que partiste consultando fuentes historiográficas?

Sí, ha cambiado bastante. Diría que en los últimos 20 años ha surgido muchísimo interés, se ha desarrollado mucho la historiografía sobre mujeres e incluso llega a ser intimidante en algunas áreas. Me pasó por ejemplo con las escritoras de fines del siglo XIX y principios del XX, que uno siente que se está metiendo en terrenos donde hay especialistas que se manejan mucho más. Pero siempre hay que tener en consideración que el aporte de uno tiene que ir en otras perspectivas y dejar que las estudiadas sigan siendo las referentes.

En mi experiencia con la historia de las mujeres es bien particular, porque me llaman la atención mujeres como Inés de Córdoba y esta representación tan idealizada de Guacolda y Fresia. Me fui sorprendiendo con ellas y de ahí que terminé tendiendo a trabajarlas, cuando en realidad mi propósito inicial no era ese. Pero sí me pasaba que encontraba muy poco material.

“Conocen a Gabriela Mistral, mencionan a Violeta Parra, pero de ahí a Javiera Carrera menos del 15%, a Inés Suárez lo mismo, y mujeres como Amanda Labarca el 7% sabe quién fue. La primera pregunta que le hicimos fue consultarles por personajes históricos que conocían y la primera fue Taylor Swift que está en el top 10 de los personajes de mujeres históricas. Elena Caffarena fue mencionada por un estudiante de 500”

¿Cómo crees que contribuye realizar este tipo de estudios y enseñarlos a niños, sobre todo niñas, de enseñanza básica y media?

Es muy bueno y es lo que traté de hacer justamente a través del libro. La idea siempre fue realizar un libro que no fuera para ser un aporte para el mundo académico, aunque por supuesto que, si un historiador quiere leerlo, yo encantada y me sentiré honrada, pero está pensado en un lenguaje para público en general.

Las historias que se narran buscan encantar a un público más diverso y ojalá más joven, porque son historias con las que uno puede fácilmente conectar y hasta cierto punto empatizar. Al final es el ejercicio que hace una misma cuando investiga y cuando escribe, que te pones en el lugar de otro y en la medida en que empatizas y logras ponerte en tus zapatos, podrán comprenderlas mejor.

Sé que realizaste una investigación sobre conocimiento de mujeres históricas en colegios. ¿Podrías contarnos sobre ello?

Trabajamos primero con textos escolares y nos dimos cuenta que en realidad hay una intención de incorporarlas, pero se las añade como una materia aparte. Aparecen como un recuadro que antes no estaba y eso se valora. Lo mismo que hay ciertas actividades que te piden, por ejemplo, comparar cómo era la situación de las mujeres en una determinada época y cómo es en el presente. Se buscar añadir una perspectiva de género, pero sigue siendo un poco marginal o muy forzada, no está integrada en el relato principal.

Este año fuimos a evaluar estudiantes de la Región Metropolitana de tercero medio de comunas como Maipú, Vitacura, Puente Alto, entre otras, para saber cuál era su conocimiento sobre personajes históricos. Y lo que saben sobre mujeres es muy poco. Conocen a Gabriela Mistral, mencionan a Violeta Parra, pero de ahí a Javiera Carrera menos del 15%, a Inés Suárez lo mismo, y mujeres como Amanda Labarca el 7% sabe quién fue. La primera pregunta que le hicimos fue consultarles por personajes históricos que conocían y la primera fue Taylor Swift que está en el top 10 de los personajes de mujeres históricas. Elena Caffarena fue mencionada por un estudiante de 500.

“Lo que se busca con estos proyectos es mostrar un lado más humano y a veces más imperfecto a estos personajes, para salir de la etiqueta del nombre y darle esta faceta real que permite empatizar”

¿A qué crees que se deba este fenómeno de esta desconexión de los estudiantes con su realidad histórica?

Haciendo esta última investigación y viendo que Taylor Swift, Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, entre otros, estaban dentro de los top 15 de personajes históricos, uno se da cuenta que hay una confusión entre el concepto de historicidad y lo histórico. En procesos a lo largo del tiempo se confunde esa historicidad con otros conceptos como popularidad o fama. Para un estudiante lo histórico es lo importante. Y hay que preguntarse qué es lo importante, y desde la perspectiva de un historiador, es lo que trasciende en el tiempo y genera un impacto en ciertos procesos históricos. Pero para un estudiante lo importante es lo conocido, popular y famoso. Es lo que tiene más likes, porque a la larga, genera una trascendencia inmediata, no en el tiempo.

Ellos creen realmente que Taylor Swift es importante, es famosa, pero no tenemos cómo saber si va a ser un personaje histórico o no. Pero creo que es por la manera de entenderse y que ahora ser alguien en la sociedad tiene relación con ese mundo virtual, con esta idea de tener un reconocimiento inmediato y no con trascendencia en el tiempo.

Del listado, los estudiantes nos dijeron que personajes históricos podían ser de cualquier época y sociedad. El 65% aproximadamente creía que eran personajes del siglo XX y XXI. No tienen una idea del tiempo para atrás. Les conté que para mí un personaje histórico es Lady Di, que a mi juicio sigue siendo un personaje de ahora, independiente que haya fallecido. Pero ya no es ni siquiera principios del siglo XX, es la segunda mitad del siglo XX hasta el presente. Para ellos la historia es el espacio del tiempo en el que se mueven y creo que tiene relación con esta manera de entenderse en redes sociales, que es muy presentista. Los estudiantes consideran que un personaje histórico es alguien arcaico y que se murió.

Otro personaje que parece muy histórico y que para ellos de verdad pertenece al pasado de las cavernas, es Michael Jackson. Pero eso, creo que se debe en parte, pero es una intuición, a esta inmediatez de las redes sociales y a este sentido irreal un poco que se genera de la importancia de personajes solamente por la popularidad que tienen en este mundo virtual.

¿Crees que se vincula tu último libro con la exposición itinerante “Forjadoras de Valparaíso”?

Sin darnos cuenta estuvimos el mismo común denominador que es llegar a estudiantes. Lo que se busca con estos proyectos es mostrar un lado más humano y a veces más imperfecto a estos personajes, para salir de la etiqueta del nombre y darle esta faceta real que permite empatizar y que a la larga también estas nuevas generaciones se den cuenta de que las que preceden no son personajes así extraordinarios, son personas que hicieron cosas extraordinarias y que siguen siendo humanas. Al ver estos trabajos, se pueden motivar justamente porque muchas estuvieron en contextos difíciles, nacieron en contextos vulnerables y en la medida en que se propusieron algo, lo lograron.

Creo que pueden ser en ese sentido inspiradoras. Y lo otro es que además hace falta romper con esta idea, con este como mito, respecto de que las mujeres recién irrumpieron en el espacio público a comienzos del siglo XX gracias a los movimientos feministas, y que antes siempre estuvieron en el pasado como marginadas y silenciadas.  Una cosa es que hayan estado un poco invisibilizadas por la historiografía, pero no en la sociedad en la época. Existe esta idea, que también lo comprobamos en esta evaluación con los estudiantes. Les preguntamos cosas como si las mujeres en la sociedad colonial tenían prohibido trabajar y salir de su casa, y todos me pusieron verdadero. Porque si a la larga tú crees que el mundo se construyó con las mujeres amarradas, recluidas en sus casas y sin participar de todos los procesos, asumimos que las mujeres no son necesarias. Yo puedo tener un proceso histórico que funciona sin mujeres, cuando en realidad ni un proceso histórico se ha dado sin mujeres.

“Al menos en Latinoamérica o Iberoamérica fueron muy adelantadas para su tiempo y se transformaron en ejemplos que después otros países van a querer imitar”

En una entrevista que te realizaron en El País señalaste que las mujeres chilenas desde el siglo XIX fueron más avanzadas y vanguardistas que en otros países. ¿A qué se debe ese fenómeno?

Hay datos que lo comprueban. Diría que no sólo las mujeres fueron vanguardistas, sino que nuestro país fue vanguardista. Por ejemplo, María Dolores Egaña, fue la primera mujer en ingresar a la Universidad de Chile en 1810. Duró un año en la universidad, pero pudo entrar. No solamente tuvo la osadía de hacerlo o la valentía para entrar en un mundo que era absolutamente masculino.

Al menos en Latinoamérica o Iberoamérica fueron muy adelantadas para su tiempo y se transformaron en ejemplos que después otros países van a querer imitar.

En algún minuto, en algunas cosas, nosotros estuvimos más adelantados a otros países. Y yo creo que el otro gran ejemplo que tenemos es el de una primera educación inclusiva que la representa Rosario Vargas. Rosario Vargas en 1861 fue premiada, le dieron el primer lugar en educación popular, que era un reconocimiento que otorgaba el Ministerio de Instrucción Pública, validado por el Consejo de la Universidad de Chile. Le otorgaron este reconocimiento por haber fundado con éxito una de las primeras escuelas para niñas sordomudas que existió en toda América. Después abrió esta escuela para niñas sordomudas de contextos vulnerables y creó un sistema para enseñarles no solamente cómo comunicarse, sino que aprendieran matemáticas, música, entre otras materias.

La primera experiencia exitosa de una educación, podríamos decir, como proto-inclusiva, se dio en Chile por esta preocupación de una mujer de no dejar abandonados a personas con discapacidad. Me parece increíble y muy vanguardista.

¿Qué mujer crees que no ha sido tan reconocida como debería ser, pese a la importancia que tuvo?

Te respondería en dos sentidos. Primero, hay algunas que son muy reconocidas, pero poco conocidas. Y merecen ser conocidas por otras cosas. Por ejemplo, la misma Javiera Carrera. A mí varias personas me han dicho que se me nota en el libro mi fanatismo con ella. Y la verdad es que lo reconozco, porque es una de las más conocidas, como te decía, pero por las nuevas generaciones no tanto, porque hemos visto que menos del 20% la conoce. Pero, y los que la conocen, la conocen como la hermana de. Y ahí va mi tema. Que la mayoría de la gente sabe quién es Javiera Carrera y te dicen que es la hermana de José Miguel. Luego hay gente que te dice que es la que bordó la primera bandera y finalmente hay quienes la asocian a la canción de La Refalosa. Entonces, al final eso no es conocerla, eso es identificarla. Pero realmente no es reconocerla en su dimensión y relevancia para el proceso de la independencia de Chile. Ella asumió el rol como hermana mayor cuando sus hermanos eran muy jóvenes. Después acompañó a José Miguel, que era soltero en sus primeros años, cuando fue el líder de todo el proceso emancipatorio y líder de la Primera República. En la Patria Vieja lo acompañaba al Palacio de Gobierno y seguramente lo asesoraba en temas de educación para niñas. Realmente creo que eso no se le ocurrió a él, debe haber sido Javiera la autora intelectual. Además, ella era la que organizaba las tertulias para que los patriotas se pudieran reunir; recaudó fondos, incluso fue la clave de los patriotas para juntarse cuando tocaban la puerta para decir, “viva la panchita”, que fue en honor a ella (Francisca Javiera). Tenía siete hijos y dejó al marido en Chile. Ni siquiera alcanzó a avisarle. Se fue para proteger a la familia porque sentía que si no se iban a vengar de ellos. Huye y los deja con el marido.

Y está diez años en Argentina. Uno piensa que estuvo diez años sin los hijos, ni marido, tratando de organizar su vida, les fusilaron a los tres hermanos, y la reconocen porque bordó una bandera.

Para quien no ha leído tu libro, ¿qué van a encontrar en Mujeres de la Historia de Chile?

Van a encontrar una historia de Chile protagonizada por mujeres. La idea del libro no es que este sea la historia de las mujeres que corre paralela, pero distanciada de los principales acontecimientos, sino que es una historia de Chile mirada desde las perspectivas femeninas, con un modo de relatarlo que busca humanizarlas, contarnos incluso a partir de sus anécdotas de vida; cómo ellas se involucraron con cada proceso histórico, y que al mismo tiempo refleja que detrás de su vida hay una red femenina de colaboración, de empatía, de apoyo, que se ha dado a lo largo del tiempo, y que además demuestra que las mejores cosas en la historia ocurren cuando uno se hacen en colectivo.

 

Por: Tamara Candia Ahumada

Periodista Museo Baburizza

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