Desde la Tierra al Agua
Acuarelas de Santos Chávez
Desde la Tierra al Agua
Acuarelas de Santos Chávez
«La idea poética es como el viento, que todo lo hecha a volar»
Santos Segundo Chávez Alíster, Canihual 1934 / Viña del Mar, 2001.

El maestro Santos Chávez dejó un legado de más de 1000 obras de arte, de disímiles formatos y técnicas, entre los que destacan sus grabados, acuarelas, ilustraciones y óleos. Su calidad plástica, inmersa en una profunda compenetración con el territorio y la identidad, lo transforman en el artista mapuche más famoso del siglo XX.
Su herencia proveniente de nuestros pueblos originarios la recibió de parte de su madre (origen Lafkenche). Flora Alister Canirao, una ceramista y campesina mapuche que le enseñó todos los secretos de la naturaleza; la nobleza del pastoreo de animales; y la labranza de nuestra fértil tierra.
La pobreza que arrastra su numerosa familia de 7 hermanos, lo llevó a dedicarse de lleno al trabajo pastoril y de la tierra. Su acceso a la educación primaria fue esporádico, todo dependía de las responsabilidades que le exigían las funciones bucólicas. El acceso al mundo artístico, fue aún más tardío. Y si bien pasó por la Academia y tuvo a destacados maestros como mentores, su arte siempre se desarrolló desde lo autodidacta y lo intuitivo.
Evidentemente, la formación profesional recibida; las experiencias del autoexilio en la Republica Democrática Alemana durante la dictadura chilena; y su posterior peregrinaje por países latinoamericanos, marcaron su producción artística. Pero, esencialmente, fue el paisaje chileno; su niñez; sus recuerdos familiares y los temas sobre el pueblo araucano los que determinarían por completo su producción artística. “Es lo que me sale natural” nos indica el maestro.
Santos Chávez es mundialmente conocido por sus hermosos grabados, pero en su formación inicial pasó por la acuarela, técnica que retoma al final de su vida por exigirle un poco menos de esfuerzo físico, a la ya deteriorada salud que arrastraba.
La exposición “Desde la Tierra al agua”, que presenta el Museo Baburizza en conjunto a la Fundación Santos Chávez, reúne la mayor cantidad de obras creada por el maestro en sus últimos 20 años de vida (1980-2000). La gran mayoría obras inéditas, que no han visto la luz pública anteriormente.
Las acuarelas, la sutileza del agua sobre el papel; la conjugación entre síntesis y abstracción; la fusión entre lo simbólico y lo espontáneo, le brindarán una experiencia sustancial al espectador. Un vínculo directo con el lenguaje salvaje, primitivo, bucólico que emana desde los pinceles y gubias del maestro Santos Chávez.
Exposición
Santos Chávez
Santos Chávez nace el 7 de febrero de 1934 en Canihual, Tirúa, Provincia de Arauco, Chile. Hijo de Flora Alister Carinao, campesina y ceramista de origen mapuche, y de José Santos Chávez, escribano de la comisaría de Carabineros. Creció en Canihual, un pequeño pueblo rodeado por bosques milenarios de araucarias y praderas verdes, donde los ríos y caminos bajan de la Cordillera de Nahuelbuta al Océano Pacífico.
Cuando Santos tiene siete años de edad, muere su padre y cuando tiene doce años, fallece también su madre. Desde niño, por tanto, debe dedicarse a labores del campo, al pastoreo de animales y a la labranza de la tierra, para ayudar a su familia de siete hermanos.
Dos años después de la muerte de su padre, a los catorce años de edad, Santos se traslada a Concepción, donde comienza a trabajar de día y a estudiar de noche. En esta ciudad, años más tarde, se produce su compromiso definitivo con el arte.
En 1958 gana una beca para ingresar a estudiar en la Sociedad de Bellas Artes de Concepción, dirigida por Tote Peralta. Aquí, primero explora en la acuarela, luego pasa a la litografía y finalmente se dedica de lleno a la xilografía. En esa época, en Concepción, florecían las artes plásticas y sus mayores representantes como Julio Escámez y Albino Echeverría, ponían énfasis en obras que pudieran despertar sensibilidades masivas y acercaran el arte al público general. A través de Escámez, Santos Chávez conoció el muralismo mexicano, estética que lo influirá profundamente durante sus primeros años.

En 1960 se traslada a Santiago, donde empieza a vivir de la venta de platos pintados por él en acuarela. Meses después decide retirarse de la Sociedad de Bellas Artes de Concepción. Al poco tiempo, se reencuentra en Santiago con Pedro Millar, artista que conoció en Concepción, quien lo lleva al Taller 99, espacio guiado por Nemesio Antúnez y Julio Escámez. Su mejor amiga en este lugar fue Delia del Carril, de quien fue ayudante.
A pesar de que experimentó y utilizó distintas técnicas de grabado como la litografía y la aguatinta, la suya fue, por excelencia, la xilografía, ya que lo relacionaba directamente con la tierra, al trabajar sobre maderas como matrices. Un rasgo que caracterizaba su trabajo era que usaba cucharas de madera y metal como herramienta de prensa, lo que le permitía tener un mayor control y precisión en la intensidad del color, las líneas proyectadas y las superficies de la impresión.
En 1966 gana el premio Andrés Bello, otorgado por la Universidad de Chile, que le permite elegir una beca a cualquier parte del mundo. Amante de la estética muralista, Chávez elige México para conocer la obra de José Clemente Orozco. En México trabaja en el taller de Fray Servando, principal discípulo de Orozco.
Prontamente es invitado a exponer sus grabados en la Universidad de Stanford, California. Realiza pasantías en el Pratt Graphic Center en Nueva York y luego en el Instituto de las Artes en Chicago, donde recibió el premio Grace.
Entre los años 1967 y 1972, el artista tuvo poca oportunidad de trabajar en su taller de Santiago, pues vivió alternadamente entre Chile y los Estados Unidos, expone obras en la Casa de la Paz de la Ciudad de México y en la Sociedad Renaissance de la Universidad de Chicago de Estados Unidos. En 1968 gana el primer premio de la III Bienal Americana de Grabado, realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile.
Entre 1970 y 1973 se une a la brigada de muralistas y realiza un mural en la UNCTAD III (ahora Centro Cultural GAM) y otro en el frontis del Sindicato de Suplementeros de la calle San Francisco, Santiago (esta obra ya no existe). En cuanto al mural de la UNCTAD III, se trata de una obra de madera tallada que fue restaurada por el GAM en 2013, como parte de su programa de recuperación de la colección de arte original del edificio.
Expone en Bogotá, Colombia. «El año 1973 fue uno de los momentos más exitosos en la vida de Santos. El 18 de enero de ese año, el periódico La República de Bogotá anunciaba que, con la exposición de sus obras, se iniciaría el primer paso de un intercambio cultural entre Colombia y Chile» (Chávez, Eva. Texto de la exposición…).
En 1977 decide abandonar el país, luego de rechazar una invitación de la Junta Militar para formar parte de una exposición oficial en Argentina. Viaja a Venezuela.
A pesar del apoyo de sus compatriotas en Venezuela, siente que no puede quedarse, pues las condiciones climáticas le son poco favorables. Al poco tiempo caduca su visa de turista y viaja a Europa. Se instala en España y realiza algunas exposiciones.
El estudio DEFA para documentales de Berlín (entonces República Democrática Alemana) lo invita a ilustrar el proyecto Die Eroberer (Los Conquistadores), que trata sobre la conquista de los españoles en América Latina. Es un trabajo de tres meses. A fines de noviembre, viaja a Berlín en la incertidumbre.
En 1982 Conoce a Eva Lukaschewski, quien luego será su esposa y le ayudará a gestionar su trabajo artístico. «Cuando lo conocí (…) su estado de salud era preocupante y los resultados de los tratamientos médicos eran limitados. Los médicos alemanes le certificaron una incapacidad laboral de un 80 por ciento» (Chávez, Eva. Texto de la exposición…).
En 1982 comienza una nueva etapa, se establece en la República Federal Alemana, invitado a realizar una retrospectiva. Durante este período, intercala su trabajo como mozo durante el día y graba de noche. Meses después, desde Berlín del Este le proponen realizar una exposición individual y formar parte de la Asociación Nacional de Artistas. A partir de entonces, comienza una nueva etapa de su vida en Europa. Crea las ilustraciones para el libro infantil Der Mann mit der Rose (El hombre de la rosa), publicado en Berlín el año 1983, por el Kinderbuchverlag. Para que Chávez consiga visa de permanencia, la periodista
Elfriede Schroth le ofrece trabajar en una revista infantil en Berlín, justificando su contratación con un proyecto sobre los indígenas chilenos.
En 1994 regresa definitivamente a Chile, junto a Eva. Ambos se instalan en una casa de la comuna de Recoleta próxima al Cementerio General. Se reintegra al Taller 99 y conoce a jóvenes artistas con los cuales trabaja e intercambia experiencias.
El año 2000 recibe el Premio Altazor de las Artes Nacionales, en el ámbito de las Artes Visuales, categoría Grabado y Dibujo. Esta fue la primera edición de un premio concedido entre 2000 y 2014 por los propios creadores e intérpretes de las artes en Chile.
Expone «A mi pueblo… gente de la tierra», exhibición conformada por 130 obras, fechadas entre 1963 y 2000. La muestra se emplaza en forma simultánea en tres salas: El Farol, Sala Viña del Mar y Museo Pascual Baburizza de Valparaíso.
Es nombrado Hijo Ilustre de la Municipalidad de Tirúa.
El 2 de enero del 2011, estando acompañado de Eva, su esposa, fallece en Reñaca tras una larga batalla contra el cáncer.
Deja un legado de más de mil obras entre grabados, acuarelas, portadas de libros, ilustraciones interiores y carátulas para discos.


