La recuperación y puesta en valor de esta colección de grabados de Carlos Hermosilla por parte del Museo Baburizza, es probablemente uno de los gestos recientes más significativos en la gestión y garantización democrática del patrimonio artístico de Valparaíso. Es una señal potente del avance en acciones claves en la conservación y difusión de uno de los artistas más emblemáticos de la ciudad tanto por su producción, como por el contenido de su obra y sobresaliente maestría.

La recuperación y puesta en valor de esta colección de grabados de Carlos Hermosilla por parte del Museo Baburizza, es probablemente uno de los gestos recientes más significativos en la gestión y garantización democrática del patrimonio artístico de Valparaíso. Es una señal potente del avance en acciones claves en la conservación y difusión de uno de los artistas más emblemáticos de la ciudad tanto por su producción, como por el contenido de su obra y sobresaliente maestría.

En esta exposición las imágenes cumplen la función de documentos históricos de Valparaíso. La relevancia de las imágenes como fuentes para comprender las singularidades de la propia identidad de la ciudad y de una época, es fundamental. En este sentido, parte importante de las obras de esta colección tienen el efecto de testimonio gráfico, y se “grabaron” como huella en la matriz de imaginarios locales porteños, si se quiere, estas piezas artísticas modelaron en parte el damero ideológico que movilizarían las voluntades de la historia reciente. De este modo, estas obras tienen la equivalencia documental que contribuyó a la patrimonialización de la ciudad, su vocación de vanguardia y destino.

Con Hermosilla es posible imaginar la noción de re-demarcar el registro de la “historia”, en el modo de hacer y pensar el relato oficial desde el oficio del grabador, esta colección donde cada una de sus obras opera como una superficie que en su huella retrató aspectos estructurales de los imaginarios de un paisaje porteño en retroceso.

Todo el legado de Carlos Hermosilla está profundamente vinculado con el mundo popular, su obra es testimonio de su experiencia de vida y convicción con los grupos más carenciados y anónimos de la sociedad del siglo pasado. En particular esta colección resulta “desigual y combinada”. Su patrimonio no es intencionadamente popular; sus obras emergieron de su propio mundo, humilde y sencillo, plenamente identificado con los rostros, con las huellas y marcas en la “matriz” de la experiencia.

Los efectos de la obra de Carlos Hermosilla en la historia del grabado en Valparaíso nos permiten comprender las manifestaciones sociales que, en gran medida, son imágenes, íconos vernáculos de nuestra ciudad. Así su obra posibilita la restitución simbólica de los sectores históricamente relegados. La intensidad de su trabajo transmite una realidad, donde reconocemos elementos que podrían en gran medida haberse fraguado en nuestro cotidiano más próximo. Las imágenes de Hermosilla dan cuenta de las condiciones culturales de los grupos sociales con igual importancia, tanto de quien las realiza, como de quienes son retratados, este efecto podría resultar orientador para las prácticas contemporáneas de arte en la ciudad, y porque no decirlo, un punto de partida, quizá, para las nuevas generaciones de creadoras y creadores de Valparaíso.

La recuperación de esta colección que se ha puesto al resguardo bajo condiciones de conservación y cuidado para el disfrute de toda la comunidad, ciertamente es un legado que don Carlos hubiera valorado mucho.

Henry Serrano | Artista visual

Organiza | Municipalidad de Valparaíso y Museo Baburizza